sexta-feira, 5 de junho de 2009

La Aplicación Práctica De Las Tres Proposiciones Fundamentales De La Doctrina Secreta

(1) Un Principio Omnipotente, Eterno, Sin Límites e Inmutable… una Realidad absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado.

(2) la universalidad absoluta de esa ley de periodicidad que la ciencia física ha observado…

(3) la identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal… y la peregrinación obligatoria para todas las Almas… a través del Ciclo de Encarnación… conforme con la Ley Cíclica y Kármica…

(Las Proposiciones Fundamentales completas, ver Vol. I, págs. 29/82)

“El problema que existe con las tres Proposiciones Fundamentales es que están por allí, arriba en el azul, en algún lado. No solucionan ninguno de mis problemas. ¿Por qué molestarme en estudiarlas?”

A menudo escuchamos esta queja, no sólo respecto a las tres Proposiciones Fundamentales, sino a toda La Doctrina Secreta. Se dice que los conceptos son demasiado abstractos, muy vastos, demasiado impracticable su comprensión. Sin embargo, si La Doctrina Secreta no hiciera otra cosa que elevar nuestras mentes “allá arriba en el azul”, habría cumplido con un valioso objetivo. Tendríamos una perspectiva más amplia, podríamos ver nuestros problemas como un todo y tal vez detendríamos nuestra interminable carrera sin sentido de duda y especulación. Es en el nivel de “los problemas diarios” que comenzamos a especular: “¿Es esto correcto?, ¿está bien?, ¿debo hacer esto? ¡Debe haber alguna respuesta en alguna parte!”

La lógica pura nos daría respuestas, pero rara vez somos capaces de lógica pura en el nivel de “los problemas diarios”. Viene de una octava mucho más elevada de nuestro ser, y escasamente puede abrir una brecha en la maraña de dudas, miedos, enojos, temores y otras frecuentes emociones incontrolables que nos bloquean cuando nos encontramos en medio de situaciones que parecen empujamos en diferentes direcciones al mismo tiempo, es decir cuando debemos elegir entre ésta, aquélla, o alguna otra acción, o permanecer paralizados en la inacción. En casos extremos incluso nos preguntamos por qué los Maestros no nos ayudan, nos muestran qué hacer, o qué dirección tomar.

Sugiero que nos han dado direcciones en La Doctrina Secreta, específicamente en las tres Proposiciones Fundamentales. Ellas establecen los principios básicos que operan dentro del Universo y subyacen en él. Nosotros somos inevitablemente una parte de ese accionar y de ninguna manera podemos apartarnos de él. De este modo, cuando comprendemos que estos principios gobiernan nuestro ser, comenzamos a comprender que podemos aplicarlos en un infinito número de situaciones. Al respecto, tal vez sea significativo, que una definición de lógica es “un sistema de principios subyacentes”. Seguramente esto es lógica en su forma pura.

Entonces tal vez podemos dirigirnos hacia ese nivel más profundo y elevado para iluminar nuestro diario vivir.

NECESIDAD DE ESFUERZO PERSONAL

Es en nuestro mundo de cada día que necesitarnos encontrar la “aplicación práctica” de estas verdades trascendentales. No podemos esperar que nos lleven de la mano y que se nos diga “¡Ahora debes hacer esto o aquello!”. Seguramente los Adeptos se convirtieron en lo que son por medio de un largo y a menudo agonizante esfuerzo por aprender a aplicar los principios que ellos han expuesto. El peregrino difícilmente puede esperar que el sendero le resulte fácil o suave, aunque se lastimen sus pies o se fatigue. Esto se menciona claramente en Cartas de los Maestros a A.P. Sinnett (Carta 54, pág. 328, Editorial Orión, 1ª Edición en castellano) “El hecho es que hasta la última y suprema iniciación todo chela… es dejado a su propia voluntad y determinación. Tenemos que librar nuestras propias batallas, y el adagio familiar “el Adepto se vuelve tal, no es hecho tal” es verdad en todo sentido”. Dicho de otro modo, desarrollamos nuestros músculos espirituales usándolos, no si se nos evita la necesidad de usarlos. La respuesta natural a esto podría ser: “Pero el adeptado es algo lejano en el futuro. ¡Necesito algo que me ayude ahora!”

Debemos recordar que cada paso que demos, por pequeño que sea, nos lleva inexorablemente en una dirección o en otra, hacia la realización de nuestra naturaleza divina o hacia su degradación. Estamos equivocados al desmerecer inclusive esos pequeños esfuerzos que puedan parecernos de poca importancia; si están de acuerdo con nuestras mejores capacidades al presente, son seguramente pasos necesarios en nuestro viaje evolutivo.

PRINCIPIOS INVIOLABLES

Se sugirió con anterioridad que las tres Proposiciones Fundamentales pueden mostramos nuestra dirección. Si las comprendemos como principios inviolables del universo y de nuestra propia naturaleza, entonces no necesitamos pensar más en ellos como algo ajeno a nosotros, algo “arriba en el azul en alguna parte”. Mejor dicho, pueden llegar a ser a tal punto parte de nuestras vidas, que ya no necesitemos pensar en ellos concienzudamente. Pueden servirnos como una fuente espontánea de verdad en cada circunstancia y situación. La medida en que esto ocurra seguramente dependerá del grado de profundidad en que han echado raíces en nuestro ser. Si les restamos valor, concentrándonos sólo en consideraciones mundanas, nos perdemos en la confusión de decisiones; sólo en la fuente de la verdad “la elección sin elección” es posible. H.P.B. dijo sobre las tres Proposiciones: “No sería aquí el lugar para iniciar una defensa o prueba de su inherente razonabilidad, ni puedo detenerme a mostrarles cómo, ciertamente, están contenidas en cada sistema de pensamiento o filosofía, dignos de su nombre. Cuando el lector ha obtenido una clara comprensión de ellas y ha percibido la luz que arrojan sobre cada problema de la vida, no necesitarán mayor justificación a sus ojos, porque su verdad será tan evidente como el sol en el cielo». (La Doctrina Secreta, Vol. I, pág. 84 –el destacado en cursiva ha sido agregado–)

Con estas afirmaciones en mente, podemos comenzar a considerar las Proposiciones. Al principio no será posible evitar mencionar algunas ideas abstractas. Pero pocos de nosotros habremos estado interesados en la Teosofía, si no nos hemos dado cuenta que detrás de todo lo que vemos, escuchamos, tocamos, gustamos y olemos, subyace una abstracción, una “no–cosa”, que no es “nada” sino la fuente oculta de todas las cosas.

PRIMERA PROPOSICIÓN

La primera Proposición se refiere a esta fuente oculta –un “Principio Omnipresente, Sin Límites e Inmutable” que H.P.B. dice es “la Realidad absoluta una que antecede todo lo manifestado y condicionado”. Ésta es la “Causa Infinita y Eterna… la raíz sin raíz de “todo lo que fue, es, o ha de ser”. Es lo Absoluto, la “Seidad” más bien que el Ser. (vol. I, pág. 79). Es importante que reflexionemos sobre esto, no dejarlo por impaciencia o frustración, o por la afirmación de H.P.B. que esta Seidad está “más allá del pensamiento o la especulación”. Obviamente, no es cuestión de especular con ella, sino de un conocimiento interno, que no es conocimiento intelectual. Sentimos que no sabemos, y que no podemos saber mucho sobre la Seidad. Sabemos que somos “ser–es” y como tales estamos atrapados en una trama de circunstancias; a menudo podemos preguntarnos si deberíamos tratar de escaparnos o simplemente de renunciar.

Ciertamente no podemos escaparnos, y por la misma razón es inútil tratar de renunciar. Pero por los poderes inherentes en la Seidad, que son los poderes potenciales del Ser, podemos aprender a dirigir nuestra respuesta a las circunstancias, que en su verdadero sentido es dirigir las circunstancias.

Otra dificultad para nosotros, quizás, es comprender la idea de un potencial infinito sin la existencia de cosas específicas separadas. Si podemos usar de algún modo una analogía condicionada, (basándonos en la afirmación de H.P.B. que la analogía es “el único y verdadero hilo de Ariadna” que nos llevará a la solución de los misterios básicos de la Naturaleza), deberíamos considerar la mente.

Supongamos que, aunque sea por un instante, pudiéramos dejar la mente totalmente en blanco –completamente, sin ningún pensamiento en particular. En este estado los pensamientos, como pensamientos, no existen; están podríamos decir “en disolución”; lo que existe es “el pensamiento total”. Nada ocurre. Tenemos sólo la auto–existencia de la mente misma–mentidad, más que mente. Sin embargo allí existe el potencial para un número infinito de pensamientos separados. La mente puede pensar en cualquier cosa. Las posibilidades son ilimitadas. Y en el instante en que tal mentidad (estado de mente) se vuelve una mente, se precipitan pensamientos específicos. Esto es “automático”. Nada hace que esto ocurra, sólo ocurre porque el pensamiento es la actividad natural de la mente. Sin embargo no se ha separado de tal mentidad; sólo hubo la expresión de la mentidad en una mente, y por lo tanto, en pensamientos.

Más o menos del mismo modo, el universo (y deberíamos recordar que cada uno de nosotros es el universo en miniatura) se precipita de la Seidad al Ser, cuando el impulso creativo comienza a agitarse. No hay una separación de la Seidad; el Ser está en manifestación. Esta manifestación asume innumerables formas por la infinita riqueza de su fuente, El principio eterno e inmutable (Seidad) dice H.P.B. “continúa siendo un principio sin comienzo ni fin; pero está latente en cada átomo en el Universo, y es el universo mismo. (Vol. I, pág. 286)

VALOR PRÁCTICO DE LA PRIMERA PROPOSICIÓN

¿Tiene alguna aplicación práctica saber todo esto? Puede parecer remoto de todo aquello con lo que estamos relacionados a diario, a menos que podamos verlo ocurriendo constantemente, no sólo en el hecho mismo de nuestra presencia aquí en este mundo físico, sino en cada situación, en cada acontecimiento en el que tomamos parte.

Profundizando un poco más en este concepto, podemos notar que H.P.B. nos dice en su comentario que esta Realidad Absoluta tiene tres aspectos. Ella los denomina Movimiento Abstracto Absoluto, Espacio Abstracto Absoluto y Duración. Nuevamente puede parecemos estar tratando ideas difíciles de entender. Sin entrar en discusión sobre estos aspectos en el sentido “absoluto”, consideremos qué significan en relación con nosotros.

Al Movimiento Abstracto Absoluto se lo llama Ideación pre–cósmica. Es la raíz de esa cualidad que hace posible la creatividad, es la raíz de la consciencia individual. Por medio de infinitas degradaciones y “rebajes” (semejante a cómo un ransformador reduce el poder de la electricidad, de forma que se vuelve útil en vez e destructivo), se manifiesta como nuestra mente, nuestro pensamiento.

El Espacio Abstracto Absoluto se define como “espacio pre–cósmico” –la raíz de esa cualidad que hace posible las formas– le da a la creación la “posibilidad de todas las cosas”. Es el substratum de la materia, es decir el potencial raíz de todo tipo de materia que podemos conocer aquí en el mundo físico, incluyendo nuestros cuerpos físicos, sin mencionar las formas más sutiles de materia.

La Duración es la raíz del tiempo, allí de donde surge el principio de orden en la manifestación. Es la raíz de esa cualidad que hace posible la acción. Entonces, de esta Realidad una absoluta obtenemos nuestra consciencia, nuestra mente, nuestro poder del pensamiento, nuestro poder de crear. Obtenemos la materia, de la cual se crean las cosas; y obtenemos el tiempo, que nos da libertad para una acción creativa. Esta Realidad no sólo es la raíz de nosotros mismos, es la raíz de todo lo que somos, de todo aquello con lo que trabajamos, y de toda capacidad bajo nuestras órdenes.

DOCTRINA DE LA VIDA UNA

De esta verdad sublime proviene la doctrina de la Vida Una. Si para nosotros es una realidad, no podemos considerar la fraternidad como un mero ideal que algún día se convierta en realidad, en un futuro lejano. Vemos la fraternidad como una ley inevitable –tan inevitable como la ley de la gravedad o cualquier otra ley natural por la que la Vida Una se manifiesta. Esto implica no sólo respeto por los seres humanos, sino respeto por la vida toda. Comprendemos que no podemos violar esta ley; podemos chocar contra ella y lastimarnos, hasta que aprendamos a obedecerla moralmente, tan instintivamente como obedecemos ahora en el físico la ley de gravedad. Podemos decir que ésta es la aplicación práctica esencial de la primera Proposición Fundamental.

SEGUNDA PROPOSICIÓN

La segunda Proposición afirma “la universalidad absoluta de la ley de periodicidad” por medio de la cual opera la Vida Una manifestándose como “el flujo y reflujo regular de las mareas”, (Vol. I, pág. 81). H.P.B. agrega que alternativas tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Sueño y Vigilia, son hechos absolutamente fundamentales de la naturaleza. Ella se refiere al universo mismo con la manifestación periódica de la Realidad Una postulada en la primera Proposición.

Por lo tanto la ley de periodicidad se extiende a los límites máximos de todo lo que podamos conocer, e inclusive más allá. El universo es maya, nos dice, porque su manifestación (y por lo tanto la manifestación de todas las cosas) es temporaria.

MAYA COMO PODER CREATIVO

Ya nos hemos referido a la doctrina de maya, pero examinemos esta idea nuevamente. La palabra maya se traduce tan a menudo como 'ilusión', que podemos pensar que no existe absolutamente nada, que todo nuestro mundo de experiencia –feliz y triste, bello y desagradables– una mera alucinación. Si esto fuera así, podríamos estar de acuerdo con la mujer que, viviendo un momento difícil, exclamó: “¿Por qué debería pedirle a Dios que me perdone? ¿Cómo voy yo a perdonarlo?” Sentimos en nuestro ser interior que el mundo que experimentamos no puede ser una broma de mal gusto, hecha a seres indefensos por una deidad cruel Y maliciosa. Podemos decir que es “irreal” porque es relativo y no eterno. Es el reino de los efectos. Al igual que el tronco, las ramas, y las hojas de un árbol no son irreales por no ser las raíces. Las raíces, el tronco, las ramas y hojas son un árbol, pero la raíz de su vida –el ser árbol– está en la parte oculta. Maya esencialmente es un poder, un poder de la creación. Es acción y lo que es producido por la acción. Se dice que el significado raíz original de la palabra es “una creación o manifestación mágica”, o el proceso de imaginación creativa. Este es un proceso natural; podríamos decir que es un proceso involuntario. Porque ser es crear. A menudo se pregunta “Si Dios es perfecto como punto de partida, ¿por qué es necesaria la evolución?” Puede ser que nuestro concepto humano de motivación sea irrelevante. Podemos sugerir que la única y simple respuesta es: ser es crear.

PRINCIPIO DE ORDEN

Esta segunda Proposición Fundamental tiene una relación importante con otro aspecto mencionado antes –el de Duración, la raíz del tiempo, esa cualidad que hace posible la acción. La duración se considera inalterable, pero como la raíz del cambio. El proceso está implícito en la ley cíclica, y el proceso siempre incluye al cambio. La segunda Proposición por lo tanto, establece el principio de los procesos ordenados de tiempo y cambio. Y este, nos damos cuenta, es el proceso en el que todos estamos “atrapados”. Nuestras religiones mundiales, nuestras filosofías, nuestras ciencias, están todas influidas por el tiempo y el cambio, porque constituyen el proceso que permite el desarrollo de la consciencia.

REENCARNACIÓN

De esta segunda Proposición, proviene nuestro convencimiento de que la reencarnación es la manifestación de esta ley cíclica (a la que se refiere más específicamente la tercera Proposición). Para cada ser, la vida se desvela como una serie infinita de comienzos. Dado que esto es verdad, nos damos cuenta que mientras no podemos objetiva y realmente cambiar el pasado, o nuestro Karma del pasado, sí podemos cambiar nuestra consciencia en relación con hechos pasados. Vemos nuestro Karma bajo una luz totalmente nueva, y esto hace que sí lo cambie porque nuestra propia consciencia es el principal factor en nuestro karma individual. Las causas están en nosotros, y mientras permanezcan, se expresarán como efectos; pero la naturaleza de esos efectos está completamente alterada por los cambios que ocurren en nosotros por medio de esta “serie eterna” de comienzos. Ésta es la aplicación práctica esencial de la segunda Proposición.

TERCERA PROPOSICIÓN

En la tercera Proposición Fundamental se presenta específicamente la doctrina de a reencarnación. Aquí comenzamos a ver que todas estas Proposiciones están mutua e inextricablemente relacionadas. La tercera Proposición afirma la “identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal”, y la “peregrinación obligatoria para todas las almas a través del Cielo de Encarnación o Necesidad” (Vol. I, pág. 81). Más aún, esta Proposición hace que nuestro peregrinaje dependa de “un esfuerzo auto–inducido y auto–proyectado”, sin “privilegios o favores especiales, excepto aquellos ganados” por nosotros mismos “por medio del esfuerzo personal y el mérito”.

Hasta el momento en que alcanzamos la etapa humana, y quizás por muchas vidas más, el progreso se logra por medio de lo que H.P.B. llama “el impulso natural”. Ésta es la evolución misma, que siempre se dirige hacia adelante y no se puede invertir. Pero desde el momento en el que despertamos al hecho de nuestra responsabilidad individual, todo el proceso de desarrollo se vuelve un proyecto “hazlo tú mism”. Donde sea que vayamos, debemos llegar por nuestros propios esfuerzos, no podemos subirnos sobre los hombros de nadie.

Mientras tenemos que reflexionar sobre esta idea para reconocer su verdad, todavía necesitamos darnos cuenta que también viajamos en compañía de otros peregrinos con afecto y ayuda mutua. Nuestra empresa es común, aunque nuestros descubrimientos y logros individuales son expresiones únicas de esa empresa. Además se podría sugerir que no deberíamos inferir que la frase “esfuerzo auto–inducido y auto–proyectado”, significa que a la personalidad se la deja sola para que lo haga todo. Tenemos otros y mayores poderes de donde obtener “los poderes deificos” en nosotros, como escribió el Mahatma K.H. a A.P.Sinnett. Estos son los poderes enraizados en la Realidad una a que se refiere la primera Proposición, y que estamos desarrollando.

EL SENDERO HACIA ADELANTE

Sólo hay un camino para avanzar. Debemos descubrir cuáles son esos poderes divinos que hay en nosotros y que, tenemos que desarrollar. Debemos conocer el universo en el que estarnos para ejercitar esos poderes, recordando que no estamos separados de él. No podemos cambiar lo que es, pero debemos conocerlo para ser una parte inteligente. Es decir comprender el hecho de nuestra identidad fundamental con el Alma Suprema Universal y manifestarlo en nuestra vida diaria.

No le damos importancia a algunos de nuestros poderes –el poder caminar, por ejemplo, poder hablar, y hacer otras cosas mecánicas y físicas. Sabemos que tenemos el poder de sentir, de pensar. Y cuando necesitamos algo donde nuestros poderes físicos son inadecuados, usamos los poderes de la mente para inventar maquinaria que lo hará por nosotros. De este modo manifestamos ese aspecto de la Seidad que hace posible la creatividad, el aspecto que permite la forma, y el aspecto que hace posible la acción. Tampoco le damos importancia al universo en que vivimos. Con confianza esperamos que el planeta continuará girando sobre su eje alrededor del sol, y que todas las estrellas y planetas seguirán en sus órbitas acostumbradas.

Pero si pensamos con mayor profundidad, nos damos cuenta que todo es un gran misterio. Sólo podemos contemplar con reverencia y maravilla la gran Inteligencia que diseñó y continúa manteniendo y dirigiendo este universo perfectamente ordenado.

Debido a nuestra Identidad fundamental con el “Alma Suprema”, los poderes realmente divinos son inherentes en nosotros. Debemos desarrollar plenamente estos poderes divinos, por nuestros propios “esfuerzos auto–inducidos y auto–proyectados”.

¿Podríamos considerar a las grandes verdades de las tres Proposiciones Fundamentales como energías vivas más que como ideas abstractas? Fluyen a través de cada uno de nosotros, constante, indestructible y eternamente. No están entonces “allá arriba en el azul”. Son el aquí y el ahora esencial de nuestra existencia. Podríamos parafrasear los comentarios de G. K. Chesterton sobre filosofía en general y decir que la pregunta no es si estas grandes verdades realmente nos importan; la pregunta es si nos interesa alguna otra cosa.

Un sabio japonés, de la antigüedad dijo “No traten de hacer lo que hicieron vuestros predecesores; traten de buscar lo que ellos buscaron”. Estudiar La Doctrina Secreta en su totalidad, ir creativamente al encuentro de la sabiduría inmortal, es llegar a la obra de H.P.B. con corazón y mente abierta, buscando lo que buscaron los sabios a través de las épocas, siguiendo el mandato dado por H.P.B. misma: “No me sigan a mí, ni mi Sendero, sino el Sendero que les muestro, que conduce a los Maestros”.

FONTE: LA DOCTRINA SECRETA, Su estudio y aplicación práctica, livreto de autoria de Joy Mills e Virginia Hanson, publicado em espanhol pelo Editorial Teosófica Interamericana, Rosario, Argentina, 1996.

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